Sinopsis
Publicado por primera vez en forma de libro en 1823, Ensayos de Elia ha terminado por convertirse en una de las expresiones literarias más logradas del pensamiento romántico inglés. Pese a que su segundo volumen, Los últimos ensayos de Elia, no vería la luz hasta diez años más tarde, las primeras piezas de la colección comenzaron a aparecer en The London Magazine en 1820 y continuaron publicándose periódicamente hasta 1826. El tono personal y coloquial de sus textos hizo que Lamb se granjease una enorme popularidad entre los lectores. Al igual que sus cartas, estos ensayos, implícitamente nostálgicos y melancólicos, dan cuenta de una personalidad literaria rebosante de ironía, ingenio y humanidad, y hacen suya la mítica afirmación de Montaigne según la cual Lamb mismo (oculto tras la máscara de Elia, aquí) vendría a ser la materia de su libro. La presente edición, a cargo de Marcela Fuentealba, reúne diecisiete de las más de cincuenta piezas escritas por el autor, e incluye asimismo una autobiografía publicada en 1827 en Every-Day Book, el prefacio de Lamb a Los últimos ensayos de Elia y un texto sobre el autor firmado por Thomas de Quincey y publicado en 1848 en la North British Review.
Nota biográfica
CHARLES LAMB (Londres, 1775-1834), ensayista, poeta y crítico romántico inglés, fue uno de los miembros más importantes de los Lake Poets, en cuyo grupo figuraban, entre otros, William Wordsworth o Samuel Taylor Coleridge. Tras abismarse en dos tentativas líricas, Lamb concentró sus energías en la escritura en prosa emergiendo al cabo como uno de los mejores pensadores de su época. Su colección Ensayos de Elia sigue siendo considerada su obra maestra como ensayista. Junto a su hermana Mary, escribió los célebres Cuentos de Shakespeare, basados en las tragedias y comedias del dramaturgo inglés, además de adaptar Las aventuras de Ulises y otros relatos juveniles que conforman La escuela de la señora Leicester. Algunas otras de sus obras notables son John Woodvil y Sobre las tragedias de Shakespeare.
Ecos de la crítica
Al detenernos junto a su tumba, nos parece oír desde un lado (pero con tono abatido) las cadenas de la malicia ancestral -«Este hombre, que pensó que era alguien, está muerto, enterrado y olvidado»-; del otro lado nos parece oír cómo asciende un sonido distinto, con la solemnidad de un réquiem sagrado: «Este hombre, que pensó que era nadie, está muerto y enterrado; su vida ha sido conocida y su memoria será glorificada para siempre»
THOMAS DE QUINCEY, «Sobre Charles Lamb» (posfacio)
Un testimonio de cómo, pase lo que pase, después de todo el mundo puede ser visto con una sonrisa. (...) Es probable que después de Montaigne nadie se haya desnudado ante el público en otro libro de tan buena fe
AUGUSTO MONTERROSO
Una excelente oportunidad de asomarse al personalísimo mundo de Lamb
IGNACIO GARMENDIA, Diario de Sevilla